Los cambios que se presentan en nuestra piel ocurren en varios niveles, y se requiere un entendimiento completo e integral de cada uno de ellos para poder corregirlos. Son casi incontables las opciones que actualmente se ofrecen en los diversos medios de comunicación o que se recomiendan de voz a voz en nuestra vida diaria, muchos de estos productos no tienen aval como medicamentos, o no tienen fundamento científico. Son muy diversas las terapias existentes para tratar manchas producidas por el sol, disminuir líneas de expresión o dar firmeza a los tejidos blandos y puede resultar difícil discriminar un tratamiento efectivo de uno que no lo es.
La automedicación puede resultar en aumento del daño, retraso del proceso curativo o incluso en secuelas permanentes. ¡Cada piel es diferente!
No hay que olvidar que muchas de las lesiones ocasionadas por el sol, pueden corresponder a procesos cancerígenos. El cáncer de piel es el cáncer más común y corresponde en frecuencia aproximadamente a un cuarto de todas las neoplasias malignas del ser humano. Se requiere un ojo entrenado y un conocimiento integral para sospechar, detectar y tratar a tiempo este tipo de enfermedades. El cáncer de piel detectado a tiempo es hoy en día curable.
Finalmente, la piel es el sitio donde suelen manifestarse las enfermedades internas y esto aplica para todas las edades. Un dermatólogo puede detectar problemas sistémicos que se encuentran silentes, dándole la importancia merecida a lesiones que podrían catalogarse por el común como benignas.
